Y no supe qué responder. Quizá sí, quizá no. Quizá antes. Quizá ya he demostrado que no.
Siempre me hace pensar. Estos días han sido horribles. No imaginas la cantidad pensamientos que he tenido rondando en mi cabeza.
Te quiero, es cierto, mucho. Pero ya no sé qué pensar. Detalles... Malditos detalles enanos que me hacen pensar en todo. Que me dan ganas de echarlo todo a perder. ¿Estaré haciendo bien?
Pedí señales y las tuve. Y tampoco supe qué hacer con ellas.
Un abrazo, un beso. Y seguro que todo pasa. Te lo juro.
Quédate a dormir
martes, 10 de abril de 2012
martes, 14 de febrero de 2012
Cuando me haya diluído en agua y sal...
Cuando sea tanto como tú me quieras recordar. Cuando el tiempo ya no sea el enemigo. Cuano no exista ni una sola estupidez que discutir entre tú y yo. Cuando tenga caducadas mis urgencias. Cuando queden mis zapatos sin usar. Cuando ya no encuentres restos de ceniza ni mi ropa sin guardar por donde quiera que vas.
Cuando todo eso pase, lo único que pido es que pienses en mí. En todo lo que nos hemos dado, lo que nos seguiremos dando. Lo que no nos dimos, aún pudiendo. De todas las veces que discutimos, de las que hicimos las paces, de cuando me besabas y me hacías el amor. Quiero que me recuerdes enfadada, llorando, gritando (aunque no sea mucho), con tu camiseta preferida, desnuda, vestida, riéndome, haciéndote cosquillas. Y que no olvides, por favor, que he sido muy feliz contigo. Que lo seguiré siendo a pesar de nuestros gritos y enfados. De tus despistes y de mis malas formas. De mis mentiras y de tus heridas. Recuerda que si caminamos juntos todo se puede, te juro que esta forma de odiarte son sólo las ganas de verte.
Cuando todo eso pase, lo único que pido es que pienses en mí. En todo lo que nos hemos dado, lo que nos seguiremos dando. Lo que no nos dimos, aún pudiendo. De todas las veces que discutimos, de las que hicimos las paces, de cuando me besabas y me hacías el amor. Quiero que me recuerdes enfadada, llorando, gritando (aunque no sea mucho), con tu camiseta preferida, desnuda, vestida, riéndome, haciéndote cosquillas. Y que no olvides, por favor, que he sido muy feliz contigo. Que lo seguiré siendo a pesar de nuestros gritos y enfados. De tus despistes y de mis malas formas. De mis mentiras y de tus heridas. Recuerda que si caminamos juntos todo se puede, te juro que esta forma de odiarte son sólo las ganas de verte.
domingo, 12 de febrero de 2012
Quiero follarte hasta el alma
miércoles, 8 de febrero de 2012
Para siempre es mucho tiempo...

Odio esa frase. Las cosas son como son. ¿Me quieres decir que nada de ésto va a cambiar? ¿Que las cosas seguirán así?
Lo malo es que no puedo decir se acabó. No tengo la suficiente voluntad ni la fuerza para mantenerme alejada de ti.
Necesito ya esos cuatro días. El año se me hace demasiado largo. Necesito resucitar ya que ando muerta. Ya que poco a poco nos hemos encargado de que muriera. Y necesito resucitar. Como siempre y sin ti.
martes, 7 de febrero de 2012
Ya no sé qué besarte...
... que no te haya besado ya.
Quiero estar contigo. Que me hagas el amor como nadie nunca. Quiero que vuelva a ser la primera vez. Con todo. Como si volviéramos a aquel momento, pero mejor, más.
Quiero hacerte el amor. Despacio y en silencio. De tal forma que casi ni puedas hablar del placer. Quiero mirar tu cara mientras llegas al orgasmo. Quiero tocarte, que me toques, que me ames, amarte. Quiero que me beses el cuello, como tú solo sabes. Y que me acaricies debajo de la camiseta. Que digas que nos sobra ropa. Y que acabemos desnudos. Yo encima, tú debajo. O al revés. Incluso haciendo un 69. Lo que sea con tal de sentirme tuya, con tal de sentirte mío.
Quiero estar contigo. Que me hagas el amor como nadie nunca. Quiero que vuelva a ser la primera vez. Con todo. Como si volviéramos a aquel momento, pero mejor, más.

lunes, 6 de febrero de 2012
Fuerza y libertad.
Ayer leí todas y cada una de las historias que he escrito. Me sorprendí de que con tan "poca edad" pudiera sentir cosas tan grandes. Parece que fue ayer cuando escribía tantas cosas deseando que leyeras entre líneas todo lo que mi pequeño cuerpo (más todavía) era capaz de sentir.
Escribí sobre todo. Sobre mis amigos. Esos que aún siguen. También los hay que ya no están. Y por supuesto muchos inventados que sé que quedan por venir. También había problemas. Ahora lo analizo y llego a la conclusión de que era (soy) bipolar. En realidad todos somos bipolares, si me apuras, multipolares. ¿Cuántas veces has cambiado de opinión con tal de agradar a alguien? ¿Cuántas veces has hecho cosas que jamás creíste que podrías hacer? ¿Cuántas veces has negado algo que luego has acabado aceptando? Yo, al menos, mil veces. O más. O menos. Pero lo he hecho. He cambiado. Todos cambiamos. Hay dos razones por las que una persona cambia. O bien porque ha aprendido lo sufiente o bien porque ha sufrido demasiado. Quiero creer que es por lo primero. Aunque también reconozco que hubo momentos en los que lo pasé realmente mal. Pero no quiero escribir sobre eso. Quiero risas, deseos, felicidad en estado puro, sexo, alcohol, música, saltos, amigos, amores, locuras. Quiero vivir. Cuando uno está triste también está viviendo. Pero no es la clase de vida que yo quiero. Yo no soy rencorosa. Yo perdono a las personas. Sólo que decido quien está y quien no en mi vida.
Escribí sobre todo. Sobre mis amigos. Esos que aún siguen. También los hay que ya no están. Y por supuesto muchos inventados que sé que quedan por venir. También había problemas. Ahora lo analizo y llego a la conclusión de que era (soy) bipolar. En realidad todos somos bipolares, si me apuras, multipolares. ¿Cuántas veces has cambiado de opinión con tal de agradar a alguien? ¿Cuántas veces has hecho cosas que jamás creíste que podrías hacer? ¿Cuántas veces has negado algo que luego has acabado aceptando? Yo, al menos, mil veces. O más. O menos. Pero lo he hecho. He cambiado. Todos cambiamos. Hay dos razones por las que una persona cambia. O bien porque ha aprendido lo sufiente o bien porque ha sufrido demasiado. Quiero creer que es por lo primero. Aunque también reconozco que hubo momentos en los que lo pasé realmente mal. Pero no quiero escribir sobre eso. Quiero risas, deseos, felicidad en estado puro, sexo, alcohol, música, saltos, amigos, amores, locuras. Quiero vivir. Cuando uno está triste también está viviendo. Pero no es la clase de vida que yo quiero. Yo no soy rencorosa. Yo perdono a las personas. Sólo que decido quien está y quien no en mi vida.
domingo, 5 de febrero de 2012
Y yo nunca supe dar promesas...
Contigo muero, me salvo de lo bello.
Es curioso. Tengo ya casi veinte años. Y sigo siendo tan niña como cuando tenía quince.
¿Te acuerdas?
Inventé un mundo. Un mundo en el que vivir. Allí no
había brujas malas. Era el cuento perfecto. Cada noche yo me iba allí. Te juro que así era. Cada noche yo me subía en las nubes y partía hacia allí. En cierta ocasión alguien me dijo: ¿por qué no existe un mundo de los sueños? A lo que yo contesté: yo tengo uno. Se rió de mí. Pero yo tenía un mundo en el que volar cada noche y ella no. Y ese mundo me ayudó a superar todos los problemas. Sólo tenía que cerrar los ojos. Y cientos de hadas y duendes me llevaban hasta allí. Y no existía nada más. En la cumbre se alzaba un castillo. Se llamaba Nion. Que en algún idioma mágico significa cielo. Y era como estar en el cielo. Todas las noches dos personas se amaban allí. Yo los veía desde mi pequeña nube azul. A veces cada uno andaba por una parte solo. Pero por la noche. ¡Qué bello era observarlos por la noche! No faltaban ni una. Se dormían en un sillón, siempre con una flor entre las manos. Y una bella música los acompañaba. Muchas veces llovía. Y era hermoso verlos abrazados, refugíandose de la lluvia. Y cuando se marchaban... Hasta yo lloraba. Pero sabía que eran felices al recordar sus manos juntas y el brillo de su mirada.
El caso es que su historia era tan real. Irónico que una historia sea real en un mundo imaginario. Pero aquí hay mucha verdad en un mundo lleno de mentiras. El caso es que esa historia me recordaba a mí. El caso es que no sé si era yo. El caso es que mi nombre no encaja en tu porvenir.
Es curioso. Tengo ya casi veinte años. Y sigo siendo tan niña como cuando tenía quince.
¿Te acuerdas?

había brujas malas. Era el cuento perfecto. Cada noche yo me iba allí. Te juro que así era. Cada noche yo me subía en las nubes y partía hacia allí. En cierta ocasión alguien me dijo: ¿por qué no existe un mundo de los sueños? A lo que yo contesté: yo tengo uno. Se rió de mí. Pero yo tenía un mundo en el que volar cada noche y ella no. Y ese mundo me ayudó a superar todos los problemas. Sólo tenía que cerrar los ojos. Y cientos de hadas y duendes me llevaban hasta allí. Y no existía nada más. En la cumbre se alzaba un castillo. Se llamaba Nion. Que en algún idioma mágico significa cielo. Y era como estar en el cielo. Todas las noches dos personas se amaban allí. Yo los veía desde mi pequeña nube azul. A veces cada uno andaba por una parte solo. Pero por la noche. ¡Qué bello era observarlos por la noche! No faltaban ni una. Se dormían en un sillón, siempre con una flor entre las manos. Y una bella música los acompañaba. Muchas veces llovía. Y era hermoso verlos abrazados, refugíandose de la lluvia. Y cuando se marchaban... Hasta yo lloraba. Pero sabía que eran felices al recordar sus manos juntas y el brillo de su mirada.
El caso es que su historia era tan real. Irónico que una historia sea real en un mundo imaginario. Pero aquí hay mucha verdad en un mundo lleno de mentiras. El caso es que esa historia me recordaba a mí. El caso es que no sé si era yo. El caso es que mi nombre no encaja en tu porvenir.
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